La generación del Centro de Escritores de Nuevo León de 1992 a 1993, conformada por Ofelia Pérez Sepúlveda y Eugenio Sánchez Garza en poesía, Hugo Valdés Manrique con su novela de Vidaurri y Felipe Montes Espino Barros, colocando a la ciudad de Monterrey como epicentro de su escritura. Por cierto, coordinados por José Javier Villarreal Álvarez-Tostado. Un colado que se quedaba admirado de su forma de creación y recreación a través de la escritura. Como era taller literario, fueron muy exigentes como profesionales. Todos descollaron en su ámbito literario como en el profesional. Fue un orgullo y honor estar con ellos en esa institución dirigida por Irma Braña y luego el buen Chema Mendiola. Encontré este par de recuerdos:
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